Como fisioterapeuta observo en mi consulta un problema muy habitual en toda patología a nivel de la columna cervical la sensación de tensión, de rigidez, de presión, en la musculatura de ambos lados del cuello. El paciente manifiesta una sensación de “llevar una mochila durante todo el día” y sin ninguna duda el masaje, los estiramientos y muchas otras terapias manuales ofrecen un alivio rápido y placentero para el paciente. El problema es que, muy frecuentemente, esta mejoría sólo es temporal, a veces, incluso fugaz.
Esta contractura que de forma pertinaz persigue a nuestro paciente se suele justificar por las malas posturas, el ordenador, la almohada. Pero hay factores causales más importantes.
¿Qué otros factores pueden provocar éstas contracturas cervicales?
En ocasiones estos factores posturales no existen o son escasos: dos o tres horas en el ordenador no es motivo suficiente para provocar esta contractura. Pero lo que sí suele pasar es que a este pequeño factor postural se sume otro factor muy importante, el estrés. De hecho, muchos pacientes achacan su dolor cervical de forma acertada a su estrés cotidiano. El problema es que la medicina convencional no tiene herramientas eficaces contra el estrés, por lo que enfoca todos los esfuerzos terapéuticos únicamente sobre la consecuencia, sobre los síntomas , recetando analgésicos, relajantes musculares y antiinflamatorios.
Hay otra forma más acertada de entender como el estrés repercute en la columna cervical
Desde luego es mucho más eficaz tratar estos síntomas con masaje, estiramientos, punción seca, manipulaciones vertebrales (manipulaciones osteopáticas), pero toda esta terapia manual se potenciará enormemente si se le añade el análisis que realiza la medicina oriental sobre el estrés y el dolor de espalda. Observa la siguiente imagen:
La imagen explica la teoría de esta medicina milenaria: el estrés repercute en primer lugar y antes que en cualquier otra zona del cuerpo sobre el hígado y vesícula biliar. Este mal funcionamiento hepático-biliar provocará un aumento de toxinas en sangre y una activación del sistema nervioso simpático, el sistema de alerta. Este aumento de toxinas en sangre sumado a la activación del sistema nervioso simpático o sistema de alerta, provocará un aumento involuntario y constante de la tensión de los músculos cervicales, que fatigados aguantarán muy mal cualquier actividad postural prolongada.
¿Cómo tratar las contracturas cervicales ocasionados por el estrés?
Bajo esta visión el tratamiento se torna absolutamente diferente, ya que no trataremos únicamente la consecuencia de este estrés que sería esa contractura cervical, sino que iremos a tratar la causa, es decir, a tratar aquellos órganos donde primero repercute el estrés, es decir, el hígado, la vesícula biliar, sistema circulatorio, sistema nervioso e incluso el estómago. Dicho de otra forma, trataremos de mejorar el funcionamiento de nuestro organismo para que soporte mejor el estrés.
Nutrición: el primer aliado
Unas herramientas muy potentes de las que disponemos los profesionales sanitarios son las medidas dietético-nutricionales y debemos utilizarlas en beneficio de los pacientes. En este caso, recomendando una dieta desintoxicarte para el hígado, que repercutirá favorablemente sobre el sistema circulatorio y el nivel de toxinas en sangre y esto será de vital importancia para disminuir el problema a nivel cervical. Por lo tanto, indicaremos al paciente que haga durante 20 a 30 días una dieta baja en proteínas de origen animal (sobre todo carnes rojas, embutidos, lácteos y mariscos) pero en general, disminuyendo toda proteína de origen animal. Por el contrario, estimularemos al paciente a que tome una gran cantidad de verduras, hortalizas, arroz integral, legumbres, frutos secos y fruta (salvo la naranja y la mandarina ) e insistiremos que la fruta se consuma lejos del resto de las comida, es decir, no comerla de postre sino entre horas.
Horas de descanso, aumento de la actividad física y plantas medicinales: los segundos aliados
Además de ese tratamiento dietético es importante respetar las horas de sueño y realizar ejercicio físico ya que es una de las mejores formas de combatir el estrés. Además indicaremos al paciente la necesidad de tomar ciertas plantas medicinales que van a acelerar todo el proceso de depuración hepática y del sistema circulatorio. Estas plantas son las siguientes: fumaria, ortiga verde, cola de caballo, diente de león y valeriana. Se pueden tomar en infusión tres veces al día o en forma de extractos; tomándose 10 gotas de cada extracto, 3 veces al día, manteniendo el tratamiento un mes.
Los resultados de este tratamiento dietético y de fitoterapia son rápidos y efectivos, disminuyendo la sensación de peso y contractura a nivel cervical, y consiguiendo incluso que patologías más graves como puede ser una hernia discal cervical, necesite mucha menos terapia manual para conseguir un alivio mucho más duradero.
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