Todos sabemos que hoy en día, la tercera edad (mayores de 65 años), debido a la mejor calidad de vida, vive más años. Por lo que este grupo se convierte en un alto demandante de la fisioterapia. Aún cuando no existan patologías importantes. Pero vamos a intentar conocer un poco mejor a nuestros mayores, así como las bondades de la fisioterapia en ellos.
En primer lugar, debemos hacer una clasificación de este sector de edad, para especificar mejor las necesidades de cada grupo:
- Anciano sano: mayor de 65 años sin ninguna patología ni alteración funcional, mental o social.
- Anciano enfermo: presenta una enfermedad aguda sin más enfermedades importantes. Está bien mental y socialmente, conserva su independencia.
- Anciano frágil: vulnerable a volverse dependiente con uno o más de estos factores: mayor de 80 años, vive solo, pérdida de su pareja (hace menos de 1 año), patología crónica invalidante, caídas, polifarmacia, ingreso hospitalario en el último año, demencia u otros deterioros cognitivos o depresión, deficiencia económica o insuficiente apoyo social.
- Paciente geriátrico: con edad avanzada, una o más enfermedades crónicas y evolucionadas, discapacidad evidente, dependiente en actividades básicas de la vida diaria. Frecuentemente también tiene alteración mental y problemática social.
Prevención de discapacidad
Los fisioterapeutas aplicaremos los 3 tipos de prevención de discapacidad:
- Prevención primaria: disminuye la probabilidad de aparición de discapacidad.
- Prevención secundaria: ya aparecida la discapacidad, se trata precozmente para evitar su progresión y aparición de discapacidades secundarias a la primera.
- Prevención terciaria: para retardar la progresión del proceso ya evolucionado y evitar o disminuir nuevas complicaciones asociadas.
En el anciano sano aplicaremos prevención primaria evitando conductas y agentes externos nocivos. Aconsejaremos al paciente de evitar malos hábitos nutricionales, sedentarismo, tabaco… y cómo afrontar barreras arquitectónicas.
En el anciano enfermo realizaremos la misma actuación anterior más el tratamiento específico de su patología aguda. En caso de ser susceptible de tratamiento fisioterápico aplicaremos prevención primaria y secundaria.
En el anciano frágil, además, añadiremos la prevención terciaria en patologías ya instauradas.
Y en el paciente geriátrico, las mismas tres prevenciones. Aunque en este paciente nuestra tarea será más intensa ya que presentará pluripatología, característica de este grupo. Desarrollando, de promedio, 4-5 enfermedades a la vez.
Alteraciones propias de la tercera edad
Veamos una muestra de alteraciones con más prevalencia en el paciente geriátrico:
- Deterioro intelectual (Alzheimer, demencias, pérdidas de memoria…) y depresión.
- Incontinencia urinaria.
- Caídas y/o inestabilidad.
- Mala movilidad.
- Malnutrición.
- Úlceras por presión.
Ya visto todo esto, podemos ser un poco más conscientes de las características de este grupo llamado tercera edad, que tanto oímos, pero que muchas veces desconocemos profundamente. Y tras esta exposición a grosso modo, ya que este tema es mucho más amplio, ser conscientes también del gran valor de la fisioterapia en el tratamiento de sus patologías.
Una buena actuación fisioterápica no sólo mejorará la calidad de vida de estos pacientes. Sino que también disminuirá el uso abusivo de fármacos. Así como el mucho uso de los servicios médicos. Así, ganamos todos.
Durante el envejecimiento, nuestro cuerpo y organismo pierde muchas de sus cualidades y habilidades, por lo que es importante que se realicen ciertas rutinas de ejercicio que permitan mantener o mejorar las mismas. Es importante recalcar que estos programas de ejercicios deben ser guiados por profesionales capacitados en el área, siendo el Fisioterapeuta el más indicado de los profesionales de la salud para este trabajo.
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