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RODILLA ARTRÍTICA: QUÉ ES, FACTORES DE RIESGO, DIAGNÓSTICO Y OPCIONES DE TRATAMIENTO

A medida que la población envejece cada vez son más frecuentes los trastornos que tienen que ver con el desgaste de las articulaciones. Quizás has escuchado hablar acerca de la artrosis de rodilla y, si eres una persona de 50 años o más, probablemente lo padeces. En este artículo voy a explicarte varias cosas acerca de la rodilla artrítica: qué es exactamente, qué factores hacen más propensa a una persona a padecer de rodilla artrítica, diagnóstico (con especial énfasis en qué se encuentra en una radiografía en una rodilla artrítica) y las opciones de tratamiento que existen.

Rodilla artrítica: ¿qué es exactamente?

Un tejido debe de estar preparado para soportar cualquier esfuerzo que deba realizar. Las articulaciones están compuestas por tejidos especializados que pueden aguantar el roce entre estructuras para generar el movimiento. Pero pasado mucho tiempo aguantando roces en algún momento la articulación cede y se desgasta poco a poco. Cuando los tejidos que manejan el roce ya no están, comienza el roce directamente de las estructuras óseas. Los huesos no están preparados para rozar entre sí, por lo que inmediatamente se siente dolor, bloqueo de la articulación, sonidos al mover la articulación, etc.

Factores de riego: rodilla artrítica

Hay ciertos factores que predisponen a una persona a sufrir de esta condición. Entre ellas podemos mencionar:

  • Edad. A partir de los 50 años aumenta la incidencia de rodilla artrítica.
  • Sexo. Las mujeres son más propensas a sufrir de rodilla artrítica.
  • Obesidad. Aunque no es determinante, se ha observado que una gran cantidad de personas con rodilla artrítica tienen un exceso de peso.
  • Osteoporosis. Las personas con osteoporosis son más propensas a sufrir de rodilla artrítica.
  • Nivel y tipo de actividad que realiza. Una persona con un alto nivel de actividad, como por ejemplo un deportista, es más propenso a que aparezca una rodilla artrítica y más aún cuando debe ejecutar flexiones y extensiones repetitivas, torsiones, contactos fuertes de rodilla, etc.
  • Debilidad muscular. La postura alterada por debilidad muscular hace que algunas zonas de la rodilla soporten más la carga que otras, desgastándose las primeras más rápidamente.
  • Genética. Hay personas que sencillamente tienen genes que no se pueden modificar que los hacen más propensos a sufrir de rodilla artrítica.

    Trastornos asociados a la rodilla artrítica

    La rodilla artrítica suele estar acompañada de algunos trastornos. Veamos algunos de ellos:

    Varo o valgo de rodilla

    En el caso de la rodilla artrítica, el desgaste puede llegar incluso a deformar la articulación. Lo más frecuente es que el compartimiento afectado sea el compartimiento medial: si sólo el compartimiento medial se desgasta la rodilla adquirirá un aspecto de paréntesis, es decir, la rodilla se desvía hacia afuera de la línea media del cuerpo.

    El desgaste del compartimiento lateral existe, sin embargo no es tan frecuente como la del compartimiento medial. Cuando el compartimiento lateral es el del problema se desarrolla una deformidad en valgo, es decir, la rodilla se desvía hacia la línea media del cuerpo.

    Subluxación rotuliana

    La patela, hueso que conocemos también como rótula, debe de posicionarse en la cara anterior del fémur, justo en el centro, donde hay un surco especial para que ella pueda deslizar sobre el fémur. Cuando se produce la rodilla artrítica hay un problema: a veces la tibia tiende a rotar sobre sí misma, lo cual hace que el fémur a su vez se tenga que torcer para hacer un contacto correcto con el fémur. Esta deformidad hace que sea muy sencillo para la patela salirse del surco especialmente diseñado, y chocar contra el fémur. Esto lesiona el cartílago de la patela.

    Irritación sinovial

    La membrana sinovial cubre a las articulaciones y está encargada de segregar el líquido que mantiene a los cartílagos nutridos y disminuye el roce entre los tejidos. Sin embargo en la rodilla artrítica esta membrana se irrita y se inflama, causando tumefacción y hasta derrame sinovial.

    Osteofitos marginales

    Los osteofitos son crecimientos de hueso que se producen en los tejidos conectivos. Probablemente has escuchado del espolón calcáneo, la calcificación del tendón de Aquiles y la calcificación del manguito rotador, pero no has escuchado de los osteofitos marginales en la rodilla. Sucede que los ligamentos de la rodilla artrítica cambian su estructura interna y se calcifican para hacer el tejido más resistente a las fuerzas de carga. En una radiografía se aprecian estas calcificaciones como pedacitos de hueso entre el fémur y la tibia.

    Diagnóstico de la rodilla artrítica

    Cuando un profesional de la salud sospecha de una rodilla artrítica, busca en la exploración lo siguiente:

    • Síntomas como inflamación, inestabilidad de la rodilla, dolor o debilidad muscular.
    • Alteraciones en valgo o varo de rodilla.
    • Posición de la rótula.
    • Pruebas especiales de rodilla (donde se aplican cargas en varo o en valgo en la rodilla y se buscan sonidos u otro tipo de signo de desgaste de la articulación).

    Punto de énfasis: radiografía en rodilla artrítica

    Es bastante importante la información que nos puede aportar una radiografía a los profesionales de la salud sobre una rodilla que aparentemente es artrítica. Si en la radiografía se aprecia o se confirman los siguientes elementos estamos frente a una rodilla artrítica:

    • Las deformidades en valgo o en varo de la rodilla.
    • El desplazamiento de la rótula.
    • Disminución de la cantidad de cartílago articular.
    • Osteofitos marginales.

      Tratamiento en fisioterapia para la rodilla artrítica

      En primera instancia se busca que el tratamiento fisioterapéutico reestablezca las limitaciones de movimiento producidas por las adherencias o fibrosis de los tejidos causadas por los procesos inflamatorios constantes. Liberar a la rodilla de la rigidez causada por las fibrosis puede hacer que las estructuras articulares no sufran tanto al equilibrar las cargas, disminuyendo así el dolor.

      Es posible que el médico indique férulas que, dependiendo de si existe un valgo o varo de rodilla, buscarán la alineación correcta del miembro, para así mejorar la función de la rodilla poco a poco.

      Una vez que el dolor disminuya y el rango de movimiento permitan a la persona con rodilla artrítica realizar otras actividades se busca equilibrar las fuerzas que ejercen los músculos sobre la rodilla, es decir: estirar aquella musculatura que se encuentre acortada y fortalecer aquella musculatura que se encuentre débil. Una buena herramienta en este caso es la utilización de hidrocinesiterapia (es decir, movimiento en el agua). La hidrocinesiterapia ayuda a la rodilla a trabajar con menos carga actuando en contra de una resistencia (en este caso, el agua y/o equipos especiales para trabajar el fortalecimiento y la carga progresiva sobre la rodilla).

      Además de los ejercicios de fortalecimiento se proponen ejercicios de tipo aeróbicos. Los ejercicios aeróbicos no sólo liberan endorfinas que dan una sensación de bienestar y reducción del dolor en la persona, sino que además permiten que la persona pueda controlar su peso.

      Por último, es indispensable el tratamiento propioceptivo. Una rodilla que está preparada para los cambios bruscos de dirección y movimiento es una rodilla que funciona correctamente.Si la rodilla artrítica ha avanzado mucho y la fisioterapia no ayuda a disminuir los síntomas entonces se toma en consideración el tratamiento quirúrgico. Existen 2 opciones: el desbridamiento quirúrgico (en el que se limpian las excrecencias y los desgarros meniscales además del líquido sinovial que contenga elementos irritativos para la articulación) y la colocación de una prótesis.

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