¿Qué es una Fractura de costilla?
Una fractura de costillas es una lesión ósea que afecta la continuidad del tejido óseo de uno o más de los huesos curvos que constituyen la caja torácica. Esta lesión torácica ha sido reportada y descrita por las primeras civilizaciones, siendo las más destacables la encontrada en el documento médico y científico más antiguo conocido como el Papiro Edwin Smith, creado por el erudito egipcio Imhotep alrededor del año 3000 a. C. Y la realizada por el médico griego Hipócrates (460 a. C.- 370 a. C) el cuál además mencionó la asociación de las lesiones de la pared torácica y la hemoptisis como resultado de fracturas de costillas.
Anatomía de la costilla: ubicación, función y características
La caja torácica se trata de un armazón que protege a órganos vitales como los pulmones, el corazón y el hígado, esta estructura es firme pero flexible gracias principalmente al armazón constituido por las costillas.
Estas estructuras anatómicas son huesos curvos, emparejados lateralmente (doce pares) y unidos unilateralmente uno encima del otro por músculos (músculos intercostales) los cuales se aseguran de brindar una estabilidad flexible.
Existen tres tipos de costillas, estas se diferencian según su diámetro y su relación con el hueso esternón:
- Costillas verdaderas: aunque todos estos huesos curvos están conectados a la columna torácica o dorsal, las primeras nueve costillas se curvan alrededor de la pared torácica lateral y se conectan al manubrio y al esternón, son denominadas verdaderas porque son las únicas que tienen una conexión directa con el esternón.
- Costillas falsas: los huesos curvos 8°-10° son relativamente más cortos que las anteriores y se conocen como falsas, porque carecen de fijación directa al esternón.
- Costillas flotantes: estos se tratan de los huesos curvos 11-12°, debido a su corto diámetro, no alcanzan el esternón y son conocidas como flotantes, porque no se adhieren directamente al esternón.
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Tipos de fracturas de costilla
Existen diferentes formas para clasificar a esta lesión ósea, siendo los más destacables los siguientes:
- Fractura en serie: si se rompen tres o más costillas una encima de la otra en el mismo lado del cuerpo, los médicos hablan de fracturas de costillas en serie.
- Fractura múltiple: en fracturas de este tipo se ve afectaba al menos a dos fracciones del hueso, de modo que los fragmentos intermedios o los segmentos fracturados se mueven.
- Fractura abierta: si un segmento del hueso fracturado atraviesa la piel, es una fractura abierta.
- Fractura simple: los fragmentos del hueso fracturado se ven contenidos por las estructuras adyacentes, por lo que no se ven desplazados.
La mayoría de los casos que presentan esta lesión ósea, sufren fracturas de costillas simple y cerrada, en la que los fragmentos son estabilizados por las estructuras circundantes y no se desplazan entre sí.
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Tratamiento de Fisioterapia para la Fractura de costilla
El fisioterapeuta trabaja en conjunto con el médico traumatólogo con la finalidad de ofrecer la rehabilitación óptima de los movimientos y las funciones costales alteradas. Si bien, es necesario la reducción parcial de la movilidad del tórax, esto no quiere decir que se requiera la inmovilización total, si no la protección física con actividades reducidas que serán indicadas por el fisioterapeuta, para no causar mayor desplazamiento de los fragmentos de la fractura. El fisioterapeuta trabaja en conjunto con el médico traumatólogo con la finalidad de ofrecer la rehabilitación óptima de los movimientos y las funciones costales alteradas.
Dado que las fracturas costales no se curan inmediatamente después de unir los fragmentos, las medidas iniciales de fisioterapia respiratoria por un periodo de 3-4 semanas estarán orientadas inicialmente al mantenimiento de la función pulmonar para evitar el acúmulo de secreciones y la instauración de infecciones. Así como también al control del dolor y la inflamación presente, en este periodo de tiempo serán necesarias técnicas y herramientas terapéuticas tales como:
- Educación para el dolor.
- Crioterapia.
- Electroanalgesia o TENS.
- Kinesiotaping.
- Ejercicios con espirómetro.
- Gimnasia postural.
- Una vez cumplido este período, se comprueba si el hueso ha consolidado mediante estudios de imagenología (rayos X), las intervenciones se pueden enfocar más en el movimiento y la recuperación funcional, sin dejar de lado la función y la salud del sistema respiratorio. Para ello es probable que el fisioterapeuta haga uso de las siguientes técnicas y herramientas terapéuticas:
- Ejercicios respiratorios activo-asistidos.
- Ejercicios de estiramiento del diafragma.
- Relajación miofascial.
- Estimulación de la tos.
- Movilización de las costillas.
- Ejercicios de fortalecimiento de la región dorsal.
- Ejercicios de readaptación al ámbito deportivo y laboral.
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